Orisha mayor. Dueño de los caminos y de las encrucijadas, tiene las llaves del destino, abre y cierra la puerta a la desgracia o a la felicidad. Es uno de los principales dioses del panteón yoruba y el primero de la “trílogia de los guerreros”. Cuida los caminos, los abre y los cierra, es la personificación del azar y la muerte. Elegguá suele sincretizarse con el Niño de Atocha, San Antonio de Padua y el Anima sola. Con el primero su relación se debe claramente a su condición de Dios encarnando la figura de un niño salvador, con San Antonio de Padua por haber tomado éste sus hábitos siendo muy joven y por ser representado con un niño en los brazos. El sincretismo con el Anima Sola se relaciona con los diversos caminos de Elegguá relacionados ambiguamente con la maldad, sin identificarse absolutamente con el Mal.