A la custodia se le llama también ostentorio u ostensorium del latín ostentare (Mostrar). En el culto católico, es la pieza de oro, u otro metal precioso, donde se coloca el Cuerpo de Cristo, después de consagrada, para adoración de los fieles. Las custodias u ostensorios tienen su origen en la institución de la fiesta llamada del Corpus a mediados del siglo XIII. Pero es muy raro encontrarlas antes del siglo XIV y no se fijan sus formas sino desde ya entrado el siglo XV. Se emplearon para dicho objeto al principio imágenes, cruces, relicarios y ciborios acomodándolos a su nuevo destino. Pero desde mediados del siglo XV se adoptó la forma de torrecilla o templete ojival (casi siempre de plata) erizado de pináculos y sostenido por una base artística quedando en medio una lúnula o viril de plata u oro para colocar en él visiblemente el Santicimo Sacramento de la Eucaristia. En la época del Renacimiento se construyeron asimismo en forma de templete pero de estilo romano y desde fines del siglo XVI se empiezan a dar las que hoy están más en uso en forma de sol radiante, las cuales en el siglo XVIII llevan círculos de cabecitas de ángeles rodeando al viril central. En España, se estableció a mediados del siglo XV la costumbre de llevar sobre una carroza o ricas andas y sobre un trono la custodia en las procesiones del Sacramento. Pero las carrozas que hoy existen son generalmente de madera tallada y dorada y de estilo churrigueresco del siglo XVIII.